sábado, 12 de marzo de 2011

ALMA GUILLERMOPRIETO

GUILERMO SE APELLIDABA PRIETO, naturalmente.Esta mujer se apellida "GUILLERMOPRIETO".
Una de dos: o Alma utiliza el apellido como sudónimo o alg+un descendiente del prócer de la Reforma cambió el apellido  para ser reconocido como vástado del ilustre varón.
Lo cierto es que yo acabo de terminar un estudio sobre Guillermo Prieto. Voy a publicar su obra Viajes de orden Suprema.

Llevará mi trabajo como prólogo. Mi padre admiro profundamente al patricio de la poesía, la crónica y la crítica política de la época más agitada de la ya turbulenta vida mexicana.
Empero, por razones del tiempo mínimo que le quedaba tras escribir bibliogragfía, crónicas históricas, charlar largamente con los amigos, acudir a reunirse con los Venéreos en alg+ún club social, o con los vasconcelistas o, en fion, vender, comprar y hacer notas bibliográficas hasta la madrugada, entre otros asuntos, no pudo publicar la obra.
Supongo que, también, perdió interés porque cuando estuvo listo el libro tras cientos de visitas a los impresores, ya se habían publicado dos versiones de los Viajes, y hasta se dio el caso que uno de los editores publiocó el proemio que había realizado un erudito para la edición que sería la reproducción facsimiliar de la príncipe, que apareció en 1858, y que saldría a la luz pública cien años despúes, precisamente en 1958.

De cualquier manera, habiendo estudiado la prolífica vida de Guillermo Prieto, no me dio por asomarme a la de sus descendientes.
Es hasta ahora que me propongo reproducir una entrevista a ALMA GUILLERMOPRIETO, que me pongo a investigar y encuentro:
"En octubre pasado, la senora Guillermoprieto estuvo en Mexico para recibir un premio del Foro Internacional de Mujeres (una asociacion de lideres en sus respectivas areas encargada de promover la educacion y desarrollo de futuras dirigentes), junto con la escritora chilena Isabel Allende y la mexicana Silvia Pinal. Las tres latinoamericanas ingresaron al Salon de la Fama de dicho foro.-
-Me senti sinceramente honrada --comenta--. Se trata de un grupo de personas sumamente inteligentes.

Pese a su renuencia, abordamos a la periodista internacional con el pretexto de tal distincion.
--Si concedo entrevistas es por un puro sentimiento de culpa --senala con gracia--; una especie de acto de contricion, porque yo le he hecho lo mismo a mucha gente en 25 años de carrera.

 Descendiente directa del escritor mexicano Guillermo Prieto, quien en el siglo XIX fundo varios periodicos y colaboró en los mas importantes de la Republica, habla sobre su apellido compuesto.



--No se a quien de mis familiares se le ocurrio unir el nombre y el apellido de nuestro antepasado; yo habria sido feliz y portado orgullosamente el "Prieto" nada mas--. Agrega que otra rama de su familia "menos pretenciosa", lo utiliza asi.
Alma es originaria de la ciudad de Mexico, si bien desde los 13 años se fue a vivir a Nueva York con su madre.
--Las personas somos tanto del sitio donde nacimos como de los que mas influyeron en nuestras vidas. En mi caso, soy mexicana, aunque al mismo tiempo, neoyorquina--apunta.

Bailarina de formacion, cuando residio en la Gran Manzana experimento el ambiente de libertad en que se desenvolvian los jovenes en aquella urbe durante fines de los sesenta y los setenta.
--Trabajaba como mesera para pagar mis clases de danza, ya que los bailarines deben estudiar de por vida. Despues acudia a la escuela, ensayaba y, si quedaba tiempo, asistia a las funciones teatrales que empezaban a tomar auge fuera del circuito comercial de Broadway. Mi ambiente era paralelo al de personajes como Andy Warhol, que se la pasaban de fiesta en fiesta. Aunque tambien me diverti mucho, escogi la vida que deseaba realizar y, como toda bailarina, fui muy "chambeadora".

Sin embargo, la realidad de la pobreza y la injusticia en el mundo hizo que Alma se cuestionara sobre la utilidad del arte. --Llegue a la conclusion de que bailar era inutil y deje la danza. Por muchos años me acompañó la idea de que el arte no servia...
Ella va a atacar el problema mayor de nuestra patria. Va a entrarle al NARCO. Y ya mantiene, junto con otros inteloectyuales esta página que le invito a ver:

http://www.72migrantes.com


Los relatos estremecen. Hielan la sangre. Son 72 historias. Unas tienen un rostro, un nombre y un apellido. Hay otras de personas aún sin identificar. Sus protagonistas: inmigrantes ilegales. Todos están muertos. El espacio cibernético  repasa su vida, la que un día se apagó en agosto pasado a manos del cartel de los Zetas, en Tamaulipas. Este altar virtual es el último proyecto de Alma Guillermoprieto. El primero que la periodista desarrolla en la red después de cuatro meses, el mismo tiempo que tarda en concebir sus reportajes para los medios de comunicación más prestigiosos del mundo. Son legendarias sus crónicas recorriendo América Latina (“Ecuador es una asignatura pendiente”, lo reconoce). Random House Mondadori acaba de editar en España Desde el país de nunca jamás. La antología recoge sus textos publicados a lo largo de tres décadas en The Washington Post, The New Yorker y The New York Review of Books. La experimentada periodista habla para EL UNIVERSO sobre su experiencia en este oficio y la evolución que toma de la mano con la tecnología.

¿Cómo trabaja Alma Guillermoprieto?
Siempre llego después de que ha pasado la noticia. Lo primero que me propongo es no ir con la historia que quiero hacer en la cabeza, sino llegar y descubrirla. La mitad de mi tiempo lo invierto en ver el país, hablar con su gente, leer periódicos y buscar alguna situación o algún personaje que me permita una metáfora de lo que se está viviendo en ese momento y a través de esa metáfora tratar de contar algo divertido, no necesariamente terrible y trágico, pero que al final deja una situación fuerte, muchas veces violenta. Camino, pienso, escucho música, leo revistas del corazón, libros de sociología, de historia... Escribo entre dos o tres reportajes al año.

Pocos periodistas disponen de tanto tiempo para escribir una historia...
Es un enorme privilegio trabajar sin prisas. Trato de quedarme en una situación, la que sea, hasta que me aburro y, luego, hasta que se me pase el aburrimiento porque cuando lo hago y cuando mis entrevistados se aburren de tenerme ahí también empiezan a perder la compostura y es entonces cuando suceden cosas de verdad. Es un esfuerzo grande para una persona tímida como yo, pero me permite tener un grado mayor de intimidad con ellos.

¿No teme perder un día la capacidad de sorpresa?
Empiezo a sentir un poco que adivino lo que va a pasar, pero llevo 30 años en esto, sería duro que después de quince años me hubiera sucedido lo mismo. Yo creo que el periodista no pierde la capacidad de sorprenderse si se queda el tiempo suficiente en una situación porque superficialmente siempre ocurre lo mismo, pero cada vida es diferente y hay que descubrirla. Gran parte de la obligación de los periodistas es enseñar a ver. Hay que buscar lo que no está viendo la gente.

¿Cree que estamos asistiendo a un auge de la crónica como género periodístico?
Creo que en esto ha jugado un papel importante la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano porque a través de los talleres realizados hemos, de alguna manera, prestigiado y potenciado la nueva crónica. Por otro lado, en el auge de internet hay una necesidad de recibir información que no sea surfeando, sino a través de un cuento bien contado. Todos queremos que nos cuenten una buena historia o llorar con una tragedia y la crónica nos trae esa posibilidad. Yo creo que mientras más se potencie el uso de internet se abre un espacio mayor para la crónica.

¿En qué consiste www.72migrantes.com?
Es un altar de muertos virtual en honor a los 72 migrantes asesinados por los Zetas en Tamaulipas. Me pareció importante que este hecho atroz no se perdiera en los acontecimientos que vivimos día tras día, que no se olvidara pasado mañana. La migración es el gran tema del futuro y los migrantes van a seguir cruzando las fronteras aunque les pongan muros electrificados. Con el apoyo de 72 autores mexicanos le hemos dado vida y nombre a esos migrantes fallecidos.

De esas metáforas a las que usted hacía referencia, ¿cuál es la que más recuerda?
De pronto Cuba o Nicaragua, porque siento que son lugares en los que puse muchas esperanzas. Me resulta tremendamente doloroso ver lo que son hoy en día, siento que hubo un desperdicio de esfuerzo, de ilusión, de sacrificio. Es un oficio en el que se aprende a digerir mucho dolor.

¿Y cómo digiere usted ese dolor?
Por un lado, la curiosidad le lleva a uno al siguiente relato; por otro, uno tiene que reconocer ese dolor. Cuando regresé de Cuba, en 1998, me metí en la cama tres días y no salí. No me podía mover del dolor, pero qué otra cosa voy a ser yo sino ser testigo de mis tiempos.

¿Qué diagnóstico hace de la Latinoamérica actual?
Si lograra reformar su sistema educativo para generar gente con futuro y oficios que sirven para el siglo XXI y cambiara su sistema judicial para acabar con la impunidad sería el gran continente de la esperanza. China no sería nada. Tiene esos dos problemas estructurales y terribles y tiene otro que es coyuntural, el narcotráfico. El gran guiñol de la violencia que arma el narcotráfico nos invita a quedarnos quietos de miedo, por eso hay que tratar de escribir sobre el tema y evitar que se pierda en el olvido.

¿Cómo conseguir eso?
Se escribe mucho, pero demasiado en torno al morbo. Los periodistas empiezan a entender que no se puede colaborar con el narcotráfico en su campaña de aterrorizar a la población y ahora reportean sobre la situación de los familiares de los narcos muertos, sobre los familiares de las víctimas, lo que pasa dentro de las cárceles... Con todos esos elementos hay que tratar de dar un retrato más complejo de lo que realmente es el narcotráfico.

El narcoterrorismo está provocando en países como México que los periodistas recurran a la autocensura para proteger su integridad...
No solo México, también Guatemala, El Salvador y Honduras están afectados por el narcotráfico. En Colombia sigue siendo un problema y no me asombraría que Ecuador se convirtiera en un problema de la noche a la mañana por cuestiones de vecindad. Es difícil pedirle a un periodista con un sueldo bajo que vaya y exponga su vida. Los medios y sus editores tienen que mejorar las condiciones de los reporteros para que puedan trabajar con más seguridad y con una remuneración más adecuada a sus riesgos. Una parte de la autocensura tiene que ver con la corrupción, pero la otra tiene que ver con el miedo.

En Ecuador, el gobierno de Rafael Correa promueve una Ley de Medios. ¿Cree que es necesario regular el trabajo de los periodistas?
Un gobierno puede hacerse la ilusión de que es factible cerrar un medio, censurar o impedir que salga una noticia, pero eso es imposible. Eso se acabó, es como hacer un berrinche inútil. La información ya no es censurable y un gobernante inteligente se pone a la cabeza de esa realidad en lugar de tratar de taparla.

¿Qué cree que ha aportado Wikileaks al periodismo?
Nuevamente queda comprobado que en esta era del internet no hay manera de tapar la información. Nada de lo que he leído me ha sorprendido. Una buena parte de esa información se podía conseguir haciendo buena reportería investigativa. Julián Assange no es reportero, pero un reportero pudo haber hecho lo mismo.

¿Por qué ese desapego a la buena reportería en muchos periodistas?
Falta en América Latina buen periodismo investigativo. La mitad de la información que no tenemos está a nuestra disposición si sabemos dónde buscar. Nadie se pone a leer expedientes legales para hacer un reportaje, por ejemplo. La mejor biografía que acaba de salir y la más reveladora sobre los narcotraficantes es ‘Marca de sangre’, de Héctor de Mauleón, a base de los expedientes judiciales. Son un tesoro pero nadie se había detenido a analizarlos.

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